El Norte, 27 Abril, 2019
No me interesa dar consejos políticos en un país que no es el mío. Sin embargo, habrá un buen número de lectores que quieran saber por qué estoy tan seguro de que Trump se reelige a fines del año que viene para otros cuatro años.
Habrá quienes quieran casar apuestas. Gracias a las “fake news” hay muchos clientes disponibles.
Mi pronóstico por supuesto suena descabellado para quienes desde la toma de posesión de Trump han estado muy receptivos de las noticias “fake” que lo ponían no sólo de patitas en la calle, sino hasta en la cárcel.
Me duele que la desinformación circule tan sesgada en México; y más que haya tanta gente creyendo que basta desear algo con suficiente empeño para que suceda.
Los demócratas están derrotados por varias razones. Algunas las tomo de Victor Davis Hanson, analista y gran intelectual norteamericano. Él dice que su análisis histórico revela tres grandes condiciones por las cuales un Presidente pierde su reelección.
Una causa de derrota es una economía en problemas graves. En esta materia, Trump está lo mejor posicionado que cualquier otro Presidente en la historia de Estados Unidos. La economía está boyante, los empleos al máximo y por más que pudiera empeorar el escenario eso no sucedería antes de noviembre del año que viene.
La otra causa de derrota es una guerra fallida. Algo similar a lo que sucedió con el Presidente Bush padre. Aquí, Trump está vacunado. Ha infligido golpes certeros a los insurgentes del Estado Islámico y está por salirse de Afganistán.
Una tercera circunstancia adversa a la reelección radica en un escándalo tipo Watergate. En este terreno Trump es la víctima -no el perpetrador- de un intento de golpe de Estado silencioso.
El ansiado informe de Robert Mueller sobre la posible colusión con los rusos en la campaña del 2016 exime a Trump de las acusaciones de traidor a la patria.
En una voltereta espectacular, son sus acusadores los que muy probablemente irán a un juicio penal por revelar información secreta y por conspiración.
Más y más indicios ubican el plan y el esfuerzo inicial en la Casa Blanca de Obama y los directores del consejo de seguridad, la CIA y el FBI. Ése sí que fue complot. Ahora el nuevo Procurador William Barr tiene a los conspiradores de pechito.
Los demócratas también van a perder, y ésta ya es mi opinión, porque son tan tontos que ahora quieren desaforar y condenar a Trump por la información relativa al delito de obstrucción de justicia del que también salió librado.
No se dan cuenta de que entre más lo ataquen, más lo fortalecen. Ya varios de ellos reconocen que no hay tiempo, que la campaña de 2020 está encima y dan como ejemplo que a los republicanos les falló ir contra Bill Clinton, por el escándalo Lewinsky, a pesar de que éste sí mintió bajo juramento.
Hay otra razón que ayudará a Trump. En vez de estorbar la investigación, lo cierto es que el Presidente colaboró muchísimo, como nunca. ¡Renunció a invocar privilegio presidencial! Envió millones de documentos, declaró por escrito, ordenó a su abogado contestar preguntas y lo estuvieron bombardeando durante 30 horas.
Al margen de la gente que le tiene antipatía, no hay duda de que el Presidente Trump se portó increíblemente transparente. Si a eso agregamos la transparencia que resulta de sus tuits, creo que el pueblo norteamericano sabrá compensarlo por el gran regalo de información sin intermediarios que les proporciona. Este precedente hará historia.
Hay muchos otros éxitos que me permiten apostar a ciegas a favor del triunfo de Trump en 2020. Gran contraste con los que estaban seguros de que no terminaría su periodo de cuatro años. Cada quien ve el mundo como quiere y en eso no me meto.
javierlivas@prodigy.net.mx